jueves, 2 de junio de 2011

Trata de Personas

1.1 ELEMENTOS DE LA TRATA DE PERSONAS.
En la sociedad contemporánea, específicamente en las áreas donde ha tenido una gran expansión o desenvolvimiento, la gente sólo ignora el hecho.
            Los participantes en el crimen organizado están unidos a la “shadow economy”, “la que no paga impuestos directos a los gobiernos legítimos, pero que se necesita negociar con ellos para poder sustentarse”. Pero siempre buscando adquirir y ofrecer dinero, placer y poder.
            El acto: La acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas.
            Los medios: Amenaza o uso de fuerza, coacción, rapto, fraude, engaño, abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, o la concesión de pagos o beneficios en cambio del control de la vida de la víctima.
Objetivo: Para fines de explotación que incluye prostitución, explotación sexual, trabajos forzados, esclavitud, retirada de órganos y prácticas semejantes.
            Existe explotación en cualquiera de los siguientes supuestos:
a)    Cuando se redujere o se mantuviere a una persona en condición de esclavitud o servidumbre o se sometiere a prácticas análogas.
b)    Cuando se obligare a una persona a realizar trabajos o servicios forzados.
c)    Cuando se promoviere, facilitare, desarrollare o se obtuviere provecho de cualquier forma de comercio sexual.
d)    Cuando se practicare extracción ilícita de órganos o de tejidos humanos.
Consentimiento: Las víctimas de la trata nunca han consentido, o si lo hicieron inicialmente, ese consentimiento ha perdido todo su valor por la coacción, el engaño o el abuso de los traficantes.
Explotación: El tráfico ilegal termina con la llegada de los migrantes a su destino, en tanto que la trata implica la explotación persistente de las víctimas de alguna manera para generar ganancias ilegales.
Desde un punto de vista práctico, las víctimas de la trata también suelen resultar más gravemente afectadas y tener más necesidad de protección frente a una nueva victimización y otras formas de abuso que los migrantes clandestinos.
      Transnacionalidad: El tráfico ilegal es siempre transnacional, mientras que la trata puede no serlo. Ésta puede tener lugar independientemente de si las víctimas son trasladadas a otro estado o sólo desplazadas de un lugar a otro dentro del mismo estado.
            Casos de estudio: Sonia comenzó a trabajar como prostituta en un país latinoamericano cuando a los 14 años fue expulsada de su hogar. “Aunque también intentó diferentes empleos, siempre volvía a la prostitución”. A los diecisiete años un taxista la invitó a ir a Europa, por su belleza, afirmó el taxista, probablemente podría trabajar como modelo y él mismo se encargaría de todos los arreglos.
            Sonia se sintió muy tentada, y aunque tenía miedo después de un tiempo aceptó la oferta. El taxista necesitó un mes para hacerle gestiones.
            Otras tres chicas viajaron con ella. Cuando llegaron a Europa, otro taxista cogió sus pasaportes diciendo que tenían que confiar en él porque la ciudad era muy peligrosa. Las chicas fueron obligadas a trabajar todos los días como prostitutas desde las 6 de la tarde hasta las 6 de la mañana, y se les dijo que no les devolverían los pasaportes hasta que el encargado de la casa hubiera recibido el pago de los gastos del viaje. Sonia dice que prevenía lo de la prostitución, pero que nunca imaginó que sería una prisionera amenazada de día y noche.
            El hecho de que la víctima conociera por anticipado que iba a dedicarse a la prostitución no atenúa la conducta delictiva del traficante: se han utilizado los medios de la trata y el elemento de explotación permanece.
            La víctima conocía la naturaleza del trabajo, pero no las condiciones en que tendría que realizarlo. No es solamente la trata de mujeres con fines de prostitución la que puede conducir del consentimiento a la esclavitud.
            También hay casos de hombres captados para trabajar en la prostitución que dieron su consentimiento para lo que creían que sería un empleo temporal legítimo y acabaron viéndose atrapados en el lugar de trabajo, sin pago alguno y siendo objeto de malos tratos físicos.
Transcurre en tres fases esenciales:                                                        
Fase 1: Enganche.
El tratante recluta a la víctima de forma indirecta mediante anuncios en medios impresos, contactos por internet, referencias familiares o conocidos, supuestas oportunidades de empleos, agencias de reclutamiento, ofrecimiento de cursos, agencias de viajes, escuelas, cantinas, manipulación sentimental a través del noviazgo o matrimonio, entre otros. Es decir, en todos estos casos el reclutamiento depende parcial o totalmente del uso del engaño, aunque también existen situaciones en las que simplemente se les secuestra o se les fuerza a través de la violación y el sometimiento.
            Un caso quizás más complicado en términos de interpretación legal, es cuando existe “consentimiento”, es decir, la víctima sabe cuál es el plan o trabajo a realizar y acepta hacerlo pero se le engaña acerca de las condiciones de trabajo y de vida, el acuerdo económico y el nivel de libertad personal, desafortunadamente esto sucede en la mayoría de los casos.
Fase 2: Traslado.
            Una vez reclutada la víctima habrá de ser trasladada al lugar de destino donde será explotada. Ésto puede ocurrir en otro punto dentro del mismo país (por ejemplo de una ciudad rural a una ciudad, lo que se conoce como trata interna) o a otro país. En este caso el traslado se puede hacer por aire, mar y/o tierra, dependiendo de las circunstancias geográficas. El itinerario e incluso la explotación puede pasar por un país de tránsito o ser directo entre el país de origen y el de destino. Las fronteras se pueden cruzar de forma abierta o clandestina, legal o ilícitamente, es decir, los traslados se pueden hacer con pasaportes, visas y documentos de identidad oficiales, sin ellos o bien con documentación falsa también es frecuente la utilización del llamado “robo de identidad”, es decir, la generalización de documentos con identidades que no pertenecen a la víctima, no sólo pasaportes sino actas de nacimiento, credenciales de seguridad social, reportes escolares, entre otros, lo que dificulta enormemente la identificación y procuración de justicia en este tipo de casos.
            En un gran número de situaciones la víctima coopera con el tratante frente a las autoridades –se acuerdan historias del tipo “es mi marido, venimos de turistas”- pues en general no sabe que posteriormente será explotada. En otras palabras, al momento del traslado las víctimas respaldan a su futuro tratante, y para ellas los oficiales de migración o la policía son los enemigos.

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